Tras décadas de trabajo y experiencia en el campo de la decoración de interiores como restauradora y pintora de muebles experta en varios acabados (con pan de oro, pátinas, imitación de materiales, envejecimiento, etc.), Arantxa encontró su verdadera vocación en los espejos envejecidos.

Cuando estudiaba en París, tuvo la oportunidad de visitar los Châteaux de la Loire. Es ahí cuando comienza su amor por lo que ella denomina "la estética de palacio abandonado".

"Me siento enormemente conmovida e inspirada por objetos bien hechos capaces de reflejar el paso del tiempo"

Arantxa se toma su tiempo en hacer cada espejo a mano, es por ello que cada uno de sus espejos es completamente único y personalizado a cada cliente.

Como bien los definió el aclamado diseñador de interiores Lorenzo Castillo, los espejos envejecidos de Arantxa Hergueta "son más una obra de arte que un espejo". Su trabajo más reciente, en el que incorpora piezas de viejas telas, láminas o pañuelos de seda dentro de los espejos, es un claro ejemplo. Sus espejos ya no son solo espejos, son objetos llenos de vida que hablan de tiempo, belleza y auténtica artesanía.